martes, 27 de noviembre de 2012

Adobo Final... ¡Y a cascarla!

Cuando un amigo se va, algo se muere en el alma. Aunque ese amigo fuese un auténtico capullo y un impresentable. Lo piensas con la cabeza fría y lo asumes. Ok, se acabó.

Es un placer ser objeto de alguna de sus puyas en su último tebeo como miembro del Grupo Rantifuso y ser el protagonista de mi propio cromo exclusivo de la tirada de 500 que los editores han realizado para acompañar la despedida.

Las firmas invitadas que abren el fanzine lo intentan, en un quiero y no puedo, y refuerza la idea de que no es tan fácil hacer un producto como el que Adobo ha presentado durante un lustro de existencia. El mundo del cómic va a tardar tiempo en ver algo similar a este tebeo.

Los autores fijos, en cambio, en un rizar el rizo de darlo todo para la traca final, entran en una especie de paroxismo creativo en el que, siendo conscientes de que deben dejar el pabellón alto resuelven el tema de manera cruda, como en un estertor glorioso, pero sin ese golpe triple mortal al corazón, cerebro, culo y entrañas que podían haber resultado sus 150 páginas al completo. ¡Ey! Era difícil hacer un perfect combo y saber que más de dos tercios del tebeo cumplen con holgura, que es ofender a quien quiere ser ofendido, en el fondo me crea una sensación de envidia violenta y malsana. Sí: ok, se van por todo lo alto.

Y son buenos, los adobo. Nacho García debería ir buscando algún lugar donde seguir ofreciendo sus malditas páginas (y si ese lugar ya existe, por favor, mostradme el camino de baldosas amarillas) Los dardos envenenados de Fresus y El Otro Samu se van a extrañar. Y sus guiños. Literales. Néstor F y Molg H parece que tienen resuelta la papeleta (otra cosa son las facturas). Pau Anglada, Alexis Nolla, Claudio Buenafuente, Kwyjibo, Nathan, Elenilla, Marc ToricesJoaquín Alderguer, se van a extrañar vuestras páginas en este fanzine (en el caso de que alguno sea real). A Follaldre se le localiza medio fácil en los internets, otra cosa es que nos deje leer más páginas suyas. Y los preet de Pablo Muñoz ya eran la coña habitual de cada tebeo. Y que os jodan, por lo dicho en los párrafos anteriores; os ha quedado un buen cómic.

Sin entrar en los juegos de diseño, detalles, guiños y bromas privadas con el que han trufado este Adobo, las secciones que ofertan en el petardazo funcionan de maravilla. Especial mención al delicioso veneno que es el capítulo 'Apología del odio hacia el cómic español' y al bien resuelto juego de 'Intercambio de personajes', algo que no es muy habitual de ver y que siempre resulta un ejercicio muy estimulante (sobre todo para el que conoce la trayectoria completa de la obra)

Títulos de crédito y agradecimientos finales. Se acabó. Cinco años y varias nominaciones en Ficomic. Para este nuevo 2013 ya va tocando premio, que ya sería canteo (y que a título póstumo quedan mucho más chulos en la inscripción de la lápida)

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