martes, 16 de febrero de 2016

Zoolander 2

En 2001 solo cuatro gatos vimos la cinta de Ben Stiller y nos aprendimos sus estúpidos diálogos de memoria. El tiempo la terminó por colocar en el lugar que merece dentro de la colección de clásicos de la comedia gruesa americana y la insistencia del fandom (y la necesidad de un buen pelotazo, todo sea dicho) se ha materializado en esta secuela que vive a costa de los mejores momentos de la primera entrega y que regala unos cuantos más que van a pasar a la posteridad del gag mostrenco. Zoolander 2 parece que no quiere ocultar en ningún momento su carácter de producto innecesario ya que en cada acto insiste en recordarnos por qué nos gustó la primera para que aguantemos dentro de su ficción exagerada y no nos salgamos del juego y aún así, o pese a ello, funciona como una comedia tonta de manual, de esas que no van a aportarnos nada más que risas a costa de chistes que si los hiciese un humorista patrio pensaríamos que estamos ante un montón de mierda superlativa. Buena mierda, pero mierda, en verdad. Contando el tiempo que tardará en llegar la tercera parte. Lo mejor es que, al contrario que lo que sucedió con Tropic Thunder, Zoolander 2 sigue sin creerse a si misma, por lo que al final la sensación que queda es que, aunque estemos ante una cinta de pura explotación nostálgica, se sienta como auténtica y sincera.

No hay comentarios: